jueves, 25 de abril de 2013

Uno en cada nosotros


   La apatía en nosotros mismos los excluye de un modo tan exótico y sencillo como el disfrute de un paladar a la misma arrogancia y la complejidad que el alucinante rugido  del alucinógeno propone,  y que al despertar nos descubre.

   Mi corazón, el si sabe de abusos, esa letanía  no corre peligro, todo pasa mas nada queda el pisoteado pensar. Descifrar al poeta o a la quietud de seguir por seguir no más a un algo cada vez más irreal, ahuyéntandonos del trance de la materialidad. 

  Nuestra propia indiferencia nos hace diferentes entre esos infernales círculos dantescos, el universo se distingue sencillamente creen... entre lo caliente y lo frío  con hondo desagrado virtual de perdernos en el mismo hueco del infinito espiritual con lo absoluto de nosotros, y el uno, de uno mismo. 

Gustavo Napoli

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