Salir, volver... salir. Salir.
Mirar al espejo, ver que las
cosas cambias, beber un sorbo
de agua y ser parte de la noche,
abrazar la frialdad y sólo escuchar
en el silencio, un deambular perdido
y el leve sonido del caminar extraviado.
Encender un poco de fuego y ver,
que las cosas cambian a cada momento
recordar lo que hemos dejado de lado.
Refundarse en las penumbras y sentir
la sencilla razón de nosotros mismos.
Nicolás Cuevas
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