miércoles, 31 de julio de 2013

No se me importa un pito

   

   No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de sorportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. 


   Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliveiro Girondo

Hablando palabras mudas


   Ese momento no era el indicado, así que preferí sacarle sonrisas y verla alegre, no confundirla con mis idearios y confusiones. Sólo tenía una hora y media para encontrar la respuesta indirecta, sabía del poco tiempo que disponía y era mejor mostrar distancia como cuando algo no te gusta, pero lo debes hacer igual.

   Antes que llegará escuchaba música y leía ese libro (de los nazis qué aún no termino, al igual que esta historia: quedo inconclusa). Esperaba ver tu rostro mientras echaba unas ojeadas a las páginas, pero nada, en la mochila tenía guardado un regalo por su cumpleaños que luego olvidé entregar. Las ganas de fumar me ganaron así que fui a otro lugar para encender un cigarro, en eso doy la vuelta y te sientas en la misma banca donde te esperaba, me hice el desentendido mientras fumaba, saque mi libro de poemas, de reojo leía algunas líneas estaba contra el tiempo, luego me senté y ella llegó.

   Hablamos de varias cosas, de lo que le había sucedido en su semana, etc. El reloj jugaba contra mí, pero la situación no era para decir tales palabras, yo reprimía lo que sentía, quería besarla y decirle todo, pero fui un hipócrita, quizás saber que todo se iría a la mierda me atemorizaba, guarde silencio y sólo pude reflejar mi más sincera mirada cuando conversábamos arriba del bus. Todo el viaje hablando de dispersas cosas, no dije nada, según yo no era el momento, no tenía nada que perder, pero no sentía la garantía para apostar por mí, ella estaba en otra y yo conquistado por sus encantos.

   Me despedí, tranquilo, pensado que el momento ya estaba cimentado y todo lo aclararía después para darme con un paso al costado o quién sabe qué. Chau! saque un cigarro y comencé a caminar, había perdido sin ni siquiera correr el riesgo. Mientras buscaba el libro abrí la mochila y vi el regalo... jajaja quizás en analogía a tal hecho hubiera pasado algo similar: sorpresa.

  Ya varias semanas han pasado, trate de decir las cosas como corresponden, pero nulas fueras las respuestas. Por lo menos, para decir adiós de modo elegante, pues a las personas que se les quiere se les respeta, y yo le había agarrado bastante cariño. Ya varias semanas han pasado y nada. Qué hueón fui, me enganche de alguien que no estaba ni ahí jajaja. Lo mejor es ir a un nuevo derrotero, no molestar y compartir felicidad.

Nicolás Cuevas

jueves, 25 de julio de 2013

En invierno no crecen flores


El artista depende de su musa inspiradora:
arte creador, destructor, transgresivo,
urbano, suburbano, agresivo, sutil,
amoroso, incomprendido, surrealista,
idealista, romántico o carnal, 
no nace de la nada es resultado directo 
de estímulos extraños, lunáticos, fatales. 
En invierno no crecen flores
pero se mantiene el fuego interno y solidario
las llamas de la pasión siguen poderosas
alrededor nuestro. Me quemas, nos quemamos,
arden las brazas alimentadas en desnudos
trozos de madera seca que en ritos primitivos
se humectan del idílico sentido.
En invierno no crecen flores
hay tormentas y días grises, 
pero dejo escapar el tiempo
 abrazado a mi musa inspiradora.

Nicolás Cuevas

martes, 23 de julio de 2013

Between the Devil and the Deep Blue Sea


   Dosis del nuevo Hard Rock norteamericano: Between the Devil and the Deep Blue Sea (2011) tercer disco de Black Stone Cherry, material que consolida la ascendiente carrera musical del cuarteto de Kentucky. Profundas melodías, cargadas de rockeras guitarras y la excepcional voz de Chris Robertson reflejadas en canciones como "Won't Let Go", "I like Roll", "Stay" o "In my Blood". Sin olvidar los poderosos riffs y sonidos de carretera expresado en "Blame it on the boom boom" 


Las primeras miradas



   Nadie sabe en qué noche de octubre solitario, de fatigados duendes que ya no ocurren, puede inmolarse la perdida infancia junto a recuerdos que se están haciendo.

  Qué sorpresa sufrirse una vez desolado, escuchar cómo tiembla el coraje en las sienes, en el pecho, en los muslos impacientes sentir cómo los labios se desprenden de verbos maravillosos y descuidados, de cifras defendidas en el aire muerto, y cómo otras palabras, nuevas, endurecidas y desde ya cansadas se conjuran para impedirnos el único fantasma de veras.

  Cómo encontrar un sitio con los primeros ojos, un sitio donde asir la larga soledad con los primeros ojos, sin gastar las primeras miradas, y si quedan maltrechas de significados, de cáscara de ideales, de purezas inmundas, cómo encontrar un río con los primeros pasos, un río -para lavarlos- que las lleve.

Mario Benedetti

lunes, 8 de julio de 2013

La Muerte y Yo


En un bar de madrugada discutía de teorías sin sentido con la muerte, ambos con un whiskey en la mano y un cigarro en la otra. 
-¿Qué sucede? - Sucede que nada sucede, eso sucede. 
- Estas loco, pero me caes bien, contestó la delicada voz en cuerpo de mujer de la muerte. 
- Viva la vida, respondí. Ella sonrió, levanto su vaso y dijo: amo a los vivos porque sienten y sufren, odio a los vivos porque viven y se enamoran. Volveré por ti más tarde. En otro momento, inesperadamente tendré sexo contigo y te llevaré a mi paraíso.
- No te molestes acá hay muchas muertes, pero no son capaces de matar, sino de volverte loco y embriagarte de pasión... a todo esto ¿la muerte está enamorada? 
- No, yo no siento esas cosas, tampoco me importan. contestó sonrojada.
- Ja ja ja, eres prisionera de tus propias contradicciones, no quieres amar, pero odias y amas a los vivos. 
- Es complicado de explicar, pero a través de esos sentimientos viven y mueren, yo sólo cumplo con mi trabajo: matar.
- Si dios existiera, sería mujer. Quizás, parecida a ti o tu misma tal ves, pero tienes miedo a volar y no quieres probar el pecado existencial.
- Lo que sucede es que si me enamoró no sería capaz de matar, por eso esta noche te volveré a dejar con vida, para encontrarnos otro día en algún bar y discutir del dilema ético de matar.

Nicolás Cuevas  

domingo, 7 de julio de 2013

Intimidad


Soñamos juntos, juntos despertamos, el tiempo hace o deshace, mientras tanto no le importan tu sueño, ni mi sueño

Somos torpes o demasiado cautos, pensamos que no cae esa gaviota, creemos que es eterno este conjuro que la batalla es nuestra o de ninguno

Juntos vivimos, sucumbimos juntos, pero esa destrucción es una broma, un detalle, una ráfaga, un vestigio un abrirse y cerrarse el paraíso 

Ya nuestra intimidad es tan inmensa que la muerte la esconde en su vacío. Quiero que me relates el duelo que te callas por mi parte te ofrezco mi última confianza. Estás sola, estoy solo, pero a veces puede la soledad ser una llama.

Mario Benedetti

martes, 2 de julio de 2013

No sé



   Y de repente la mezcla de emociones se tornaba en nada y todo, no lo entendía, no sabía si era desilusión, nostalgia, melancolía o éxtasis emocional, no lo entendía ¿Qué es?, hace mucho no me confundía y la extraña sensación la había olvidado. No me gusta ocasionar problemas, ni menos perjudicar a los demás, pero algo muy interno me decía que yo no era el único involucrado. Quizás, envolvía esa sustancias equívocas en otros sucesos, las dudas golpeaban mi cráneo y la tranquilidad que tan bien había sostenido se diluía en salvajes tormentas de confusión. Nadie sabe el futuro, y en realidad me importa muy poco qué va a suceder, trato de disfrutar el presente, pero el ahora es confuso y aunque trato de buscar respuestas son esquivas. Ayer me encontraba en un estado catatónico, hoy no comprendía las decenas de estímulos en mí...

Nicolás Cuevas