jueves, 15 de noviembre de 2012

Diáfana


   Sólida mirada perdida en el infinito, deformado por razones y reglas escrupulosas.
   Espejo en el aire, verdad absoluta, mezcla de centenares pasos de ingenuidad.
   Pie descalso camina por el diapasón del firmamento, huellas invisibles en el mar de la libertad, ojos transparentes en el párpado de cristal observan las caídas en una vereda con espinas... con piel, con huesos, con un pecado inherente, que silenciosamente rosa tus labios, como una estrella fugaz avanza por los rincones de la demencia nocturna, bohemia incontrolable, que te mira fijamente, y en cosa de segundos deja de ser una linda palabra, resguardada en una capa de hierro, sino la esencia natural.

Nicolás Cuevas

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