sábado, 10 de noviembre de 2012

Puntos suspensivos...


   Son alrededor de las cinco de la mañana... hace frío y a pesar de que tengo una estufa a mi lado... hace frío. La nostalgía invade mi cuerpo, hace un instante un retrato sacudió mi cerebro, sus neuronas y con ellos las millones de emociones que expresadas en una, cubrieron la sensible masa cardial... Y es que nuevamente una falsa realidad, una imaginación, una proyección de lo real, envía un mensaje del código esencial, conocida, banal y violada palabra llamada amar; unión, pasión y locura. 

  Azul, naranja, rojo, una infinidad de colores que volverán a volverme loco, quizás mañana sea el verde y luego el violeta, o tal vez el resplandor del sol brille y golpee mi vista, recordando el ayer, el hoy y el futuro. Un película que comienza con la bienvenida al mundo, avanzo, aprendo, enloquezco y terminaré siendo parte de la energía cósmica que envuelve las noches de melancolía, de tragos y cigarros a medio terminar.

   Abro una puerta... Habitaciones perdidas en hogares de difícil acceso, una sola llave para refugiarme en tu mirada, una sola llave para cobijarme en tu rostro, una sola llave para buscar en el infinito el secreto de la vida, el misterio de Venus, la verdad humana. Punto suspensivo... trato de explicar mil cosas en un solo papel, un universo que estalla dentro de mi mente, el recuerdo vuelve a surgir y comenzará a escribir una nueva historia perdida en el tiempo espacio de una física sin teorías, sin métodos, sólo fantasías. Fuera del Laboratorio. El científico desarma y construye la herramienta del porvenir, siendo esa lágrima desorientada por el iris la responsable del devenir de un cadáver pensante. Volverá la noche, el día, los sueños, despertar, acostarse y volar, pero siempre surgirá de la nada esa idea, esa mirada o la música del labio traidor que condenará a este vagabundo a recorrer tu cuerpo sin piedad, embriagándolo hacia una calle sin salida, hacia la libertad absoluta de la demencia colectiva. Siempre surgirá de la nada esa idea que quizás comiencé un texto titulándolo... punto suspensivo.

Nicolás Cuevas
doce de julio de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario