lunes, 8 de julio de 2013

La Muerte y Yo


En un bar de madrugada discutía de teorías sin sentido con la muerte, ambos con un whiskey en la mano y un cigarro en la otra. 
-¿Qué sucede? - Sucede que nada sucede, eso sucede. 
- Estas loco, pero me caes bien, contestó la delicada voz en cuerpo de mujer de la muerte. 
- Viva la vida, respondí. Ella sonrió, levanto su vaso y dijo: amo a los vivos porque sienten y sufren, odio a los vivos porque viven y se enamoran. Volveré por ti más tarde. En otro momento, inesperadamente tendré sexo contigo y te llevaré a mi paraíso.
- No te molestes acá hay muchas muertes, pero no son capaces de matar, sino de volverte loco y embriagarte de pasión... a todo esto ¿la muerte está enamorada? 
- No, yo no siento esas cosas, tampoco me importan. contestó sonrojada.
- Ja ja ja, eres prisionera de tus propias contradicciones, no quieres amar, pero odias y amas a los vivos. 
- Es complicado de explicar, pero a través de esos sentimientos viven y mueren, yo sólo cumplo con mi trabajo: matar.
- Si dios existiera, sería mujer. Quizás, parecida a ti o tu misma tal ves, pero tienes miedo a volar y no quieres probar el pecado existencial.
- Lo que sucede es que si me enamoró no sería capaz de matar, por eso esta noche te volveré a dejar con vida, para encontrarnos otro día en algún bar y discutir del dilema ético de matar.

Nicolás Cuevas  

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