¿Y sí de alguna vez por todo nos preocupamos de lo esencial?
Los maniáticos comportamientos consumistas ha vísperas de fiestas paganas, desbordan calles y centros comerciales. Nadie o muy pocos se toman un instante para disfrutar lo sencillo, un carcajada, una sutil sonrisa. Nos hemos olvidado de querer y amar, remplazando el afecto por obsequios materiales. Sólo basta con reunirse... dejar pasar el tiempo, sin preocupaciones, sin tareas, dejar el trabajo de lado, aferrarse a los cercanos, a los de siempre, a la raíz natural de los seres humanos: la familia. Núcleo fundamental abandonado y remplazado por formatos de vida fugaces. Cada uno construye su núcleo, fuertes lazos sentimentales con padres, hermanos, parejas, amigos o familiares, lo importante es sentirse feliz, y desenvolverse de la mejor forma con y para ellos.
La vida actual gira entorno a artefactos, títulos y máscaras de una y mil colores para esconder la verdad personal, buscar el éxito a toda costa, sin importar el medio para alcanzar el fin. Individualismo voraz que corrompe las redes en el presente, ¿cuándo habrá sido la última vez que he dicho te amo?, no hace mucho, pero hay decenas, cientos, miles, millones que han eliminado de su vocabulario y diccionario aquella frase. El egocentrismo e impuesta necesidad de triunfar ha cegado a una sociedad completa, y peor aún, encadenando sus sueños, alternativas de cambio, extirpando sus sentidos, colocando una venda oscura sobres sus ojos, sin entregar las herramientas adecuadas para descubrir por nuestra propia cuenta: la verdad, nuestra verdad, porque para todos los demás sólo existe una... (verdad), ¿cuál? no sé, pero se educa en esa dirección errada, anteponiendo ideologías sobre las propias, sobre ellos mismos, y las generaciones anteriores se mueven presionadas por estas estructuras, generando un mundo equivocado, contaminado el futuro - la abstracta realidad para idear nuevas respuestas. Entonces, ¿puede haber un futuro esplendor con un mundo formado por 'entes' enajenados? Yo, pienso que sí, sin miedo al caos y en ese camino trazo mi búsqueda interna-externa, sin olvidar y obviar que la felicidad es compartida: "Ama, ama, ama, y ensancha el alma". La sencilla razón de ser feliz es la esencia para vivir.
Nicolás Cuevas
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