Es decir la miraba porque ella se ocultó tras el biombo de nubes y todo porque muchos amantes de este mundo le dieron sutilmente el olivo.
Con su brillo reticente la luna
durante siglos consiguió transformar
el vientre amor en garufa cursilínea
la injusticia terrestre en dolor lapizlázuli.
Cuando los amantes ricos la miraban desde sus tedios y sus pabellones satelizaba de lo lindo y oía que la luna era un fenómeno cultural.
Pero si los amantes pobres la contemplaban
desde su ansiedad o desde sus hambrunas
entonces la menguante entornaba los ojos
porque tanta miseria no era para ella.
Se fueron a su cama de sábanas gastadas
con acre olor a sexo deslunado
su camanido de crujiente vaivén.
Y libres para siempre de la
luna lunática
fornicaron al fin como dios manda
o mejor dicho como dios sugiere.
Mario Benedetti
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