Con toda su fuerza apreta el puño y golpea su cara. Mientras otros se drogan, otros prueban un cóctel de fármacos, otros son esclavos de sí mismos, y del miedo. Otros hacen el amor, algunos sólo tienen sexo. En el tiempo que escriba un par de palabras con sentido para los demás es probable que sucedan demasiadas cosas, situaciones e historias. Universo de posibilidades.
El día es nublado. Observo desde el lado derecho, asiento número quince del autobús, un sujeto acaba de mirar hacia la ventana del vehículo donde me ubico, otros compran en tiendas y caminan por la acera, tal vez en este pedazo de tiempo algunos se casen; besen a sus amados, disfruten del acto de amar. Quizás, nazca una persona, y ese recién nacido desconozca todo su futuro ya aprehendido para construir su destino, puede ser que en un golpe de amnesia olvide todo lo que sabe de las cosas, y personas: sus diferencias, relaciones e injusticias que sumerge y ahoga a sus víctimas.
Al mismo tiempo que escribo alguien muere en un rincón de la Tierra, cae una bomba, explota un hogar. Un hombre ve la miseria humana, otro llora por los que no están. Alguien vuela; planifica un viaje; conquista el mundo y lo desconocido, se descubre a sí mismo, destruye límites en su pecho para albergar ideas y deseos que han ocurrido en este momento.
La sonrisa de una muchacha baila en le rostro de un fulano; un anciano espera locomoción y un grupo de estudiantes mata el tiempo bebiendo un poco de alcohol. Niños juegan en la plaza y otros se conectan en una realidad virtual, ¿escapan? ¿de qué? no lo sé. Crecen y se transforman en seres modernos, la delicia de saborear un mundo con la boca y sus palabras desaparece.
En el periodo de mi escritura unos se asesinan, otros golpean las puertas cerradas, muy pocos bañan y alimentan sus sueños; otros sienten frío, otros calor. Algunos sólo se mueven ¿a dónde? no lo sé.
Una persona trabaja en el campo y otro en el banco, quizás, recuerden su pasado ¿o quién sabe lo fantástico que pueden estar pensando? Más allá, una fila de álamos estáticos se presentan desnudos en la última etapa del invierno. Y más acá en una jaula postmoderna, tal vez, alguien consuma por necesidad, otros por descontrol, algunos sólo por satisfacción.
En la elección cotidiana está la inagotable fuente de acción que circula entre nosotros, la decisión anónima y el submundo de interrogantes unen la sinergia común, pero la chispa o alteración de los factores es determinante para direccionar nuevos desafíos.
Nicolás Cuevas
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