One, two, three, Four...
Por Nicolás Cuevas P.
Tres acordes, un fuerte bajo, una guitarra sucia, la batería y de fondo la voz de Joey contagiando a la juventud de un sabroso frenesí punk. El disco homónimo de Ramones es un álbum sencillo en aspectos técnicos, pero atractivo musicalmente, pues representa la génesis del género punk rock, inspirado desde las bases del rock and roll e invasión inglesa de 1960.
“Ramones (1976)” es la piedra angular del estilo musical en Norteamérica, ya que establece un punk auténtico o “yankee” no sólo en imagen ruda y contracultural, representado en chaquetas de cuero, pantalones ajustados y gastados, sino en sonido diferente del británico, pues el característico ritmo de batería acompañará por décadas a la banda de Queens, forjando una raíces para miles de bandas de rock.
Más allá de los simples riffs, Ramones es actitud, música rápida para el desenfreno, cantando sobre cosas cotidianas, sacudiendo a la juventud en un mundo extraño con breves y precisas melodías.
En tanto, el disco homónimo de Ramones presenta otra cualidad, ya que fue grabado en siete días bajo la modalidad de cuatro canales (estéreo), formato inusual para la época, además del overdubbing técnica para duplicar voces y agregar un sonido adicional.
29 minutos, 14 canciones entre ellas "Beat on the brat", "Judy is a punk" o "I wanna be your boyfriend" y un grito de guerra para el rock and roll: “Hey oh! Let’s go!”. Los Ramones a través de su marginalidad, distorsión y rebeldía contribuyeron a describir un “Blitzkrieg Bop” musical, posicionar al punk como corriente en EE.UU. con Jhonny en la guitarra, Dee Dee en el bajo relatando sus experiencias sexuales, Tommy en el bombo y caja, para agitar a todos con Joey cantando escondido en su cabellera.
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